la vida de mi abuelo capitulo 2
2.
EL COLEGIO
Una cálida mañana de septiembre,
con el sol amaneciendo por el este, con el cielo anaranjado y la escarcha en el
césped y en la ventana de los coches, mis padres me levantaron para ir a la
escuela de Vargas. A mí me entusiasmaba
mucho ir porque iba mi amigo Jose María. Desayuné lo que Gabina, que era mi
cuidadora y que sabía muy bien lo que me gustaba, me preparó. Ello consistía en
un buen vaso de leche recién ordeñado, un zumo de naranja y un bizcocho que
había preparado ella por la mañana. Después salimos dirección al colegio. Yo
fui todo el camino de la mano de mi madre porque estaba muy nervioso; en cambio,
mi padre se despidió en la puerta de casa porque se fue en coche a Madrid a
trabajar.
A mitad de camino nos
encontramos con José María y su madre. Él estaba igual de nervioso que yo.
Fuimos hablando todo el rato de cómo serían nuestros compañeros de clase y de
más cosas del cole cuando de repente un chico saludó a Jose María, vino donde
mí y se presentó, Dijo:
-Hola, soy Isidro.
- Encantado de conocerte; yo
soy Manuel Gómez.
Estuvimos hablando hasta
llegar al cole. Allí dimos un beso y un abrazo a nuestras madres y nos
aproximamos a la puertas. En clase me sentaba con Jose María e Isidro con un
amigo suyo llamado Juan.
Después de clase iba a comer a casa,
pero a veces no me gustaba la comida. Entonces me iba a comer a casa de mi
abuela y, si allí tampoco me gustaba, me iba a casa de mis tía-abuelas María
Antonia y Celina, que vivían juntas. Allí tenía carta libre, es decir, cuando
llegaba me preguntaban qué quería para comer y lo que yo dijera me lo hacían.
Isidro, Jose María y yo no
es que fuéramos de los buenos estudiantes que iban a todas las horas y siempre
llegaban pronto. No, nosotros solíamos llegar tarde a todas las clases, porque
estábamos jugando al fútbol, a la peonza y al futbol. A veces no íbamos a clase, porque nos
quedábamos en el río pescando truchas y anguilas con las manos, que luego
llevábamos a casa para comerlas.
Esa mañana, cuando estábamos
pescando en el Río Pas, fui a coger una piedra y, debajo de ella, había una
serpiente. Nada más cogerla la tire y, sin querer, le di en la cabeza a mi
amiga Casilda y ella se levantó corriendo de la piedra en la que estaba y se
subió al puente, que estaba encima, porque no quería que le cayera otra encima.
La noche siguiente nos dijeron nuestros padres
que mama estaba embarazada y que el bebé nacería en octubre. Yo no quería tener
más hermanos porque sabía que iba a ser niña. Si ahora, teniendo tres hermanas,
ya no las aguantaba, pues imagínate una más; si tuviera una más, me matarían
con las muñecas y vestidos y todas las cosas de niñas.
Y, como era de esperar,
una noche de octubre de luna llena nació mi hermana, a la cual llamaron María
Teresa-Celina; esto iba a acabar conmigo.
En navidad vino mi
tío-abuelo Tomás Varillas. A mí me encanta que venga, porque fue campeón de
bolos de España. Siempre que venía traía
un juego de bolos y me llevaba a la bolera a jugar y me enseñaba nuevos tiros que había
aprendido. Papá Noel me trajo esas navidades una bici y un juego de bolos de
madera.
Acabé dos años de clase y mis padres un cálido día de mayo, me dijeron
que mi madre estaba embarazada de otro bebé Yo me puse muy triste, porque después
de cuatro hermanas pensaba que va a venir la quinta. En cambio, mis hermanas
estaban muy felices porque pensaban igual que yo, que iba a ser otra hermana y
estaban muy contentas porque iban a poder vestirla y desvestirla.
Pero, al final, el 13 de
noviembre, después de venir yo de clase, mi padre estaba en casa y era muy raro,
porque solía llegar por la tarde. Nos dijo que no había ido a trabajar porque
mi madre había dado a luz después de que nos fuéramos al cole y que había sido
un chico. En cuanto lo oí, salí corriendo al cuarto donde estaba mi madre con
mi hermano Jose. Yo pensé que mis hermanas se iban a entristecer al saber la
noticia, pero no, estaban felices porque yo
tenía siete, casi ocho años, y no estaba con ellas en casa casi nunca; siempre
me iba con mis amigos Jose María e Isidro. Entonces querían a un hermano que
estuviera con ellas y jugara con ellas, porque todo chicas les era un poco
aburrido.
A diferencia de todos los
años, este año era distinto la navidad iba a ser en casa de mi tío-abuelo
Tomas, porque decía que todos los años en el mismo sitio era muy costoso para
ellos. Entonces los demás no dijeron nada, porque les parecía bien, así que
cogimos el R-4 de mi padre y fuimos asta su casa. Las navidades fueron muy
parecidas a las de hacía dos años; mi hermano José estuvo todo el rato con mis
padres porque tenía poco mas de un mes y no se le podía dejar solo, asta que se
durmió, que tardó hasta las once y media. Para mí y mis hermanas fue demasiado,
porque queríamos estar con nuestros padres y hasta esa hora no bajaron a estar
con nosotros. Sobre las doce empezó a nevar y salimos fuera a jugar con la
nieve; entramos sobre las una y cuarto porque teníamos mucho frío y estábamos
muy cansados, así que nos quitamos la ropa de abrigo, nos pusimos el pijama y
me fui a dormir a un cuarto que estaba al lado del de nuestros padres. Mis
hermanas se fueron a otro donde había cuatro camas, en la planta de arriba del
todo.
A la mañana siguiente nos
despertamos casi a la hora de comer, así que no desayunamos bajamos corriendo y
abrimos los regalos, a mí me trajo Papa Noel una peonza de madera, un balón de
futbol y muchas más cosas, con las que
fui luego a jugar con mi tío y mi padre. Yo no sabía jugar, así que ellos me enseñaron a lanzar la peonza, luego
fuimos a jugar a los bolos. Después, por la tarde, volvimos a casa. Cuando
llegué me quedé en el prado jugando a la peonza y al balón asta la hora de la
cena ,que me fui a cenar y luego me fui a la cama.
Tenía muchísimas ganas de
volver al cole para decirles a Jose María y Isidro lo que me había traído Papá
Noel. Pero hoy, que era el día que
volvíamos a clase de las vacaciones, no
fuimos a clase, nos escapamos para ir a jugar con mi nueva peonza. Al ir a casa
mis padres me hecharon una bronca enorme por no haber ido a clase. Me castigaron
sin salir y sin poder jugar ni con peonzas ni con nada.
Al acabar ese curso me
dijeron mis padres que me iban a cambiar a otro colegio, el Instituto de
Castañeda porque en este colegio porque era el último año en ese colegio, ha
ese colegio también iban a ir Isidro y Jose María.
En verano estuve todo el
verano quedando con mis amigos para ir a pescar en el río Pas, para ir a la
bolera del pueblo, para ir a dar una vuelta en bici y para jugar a la peonza.
Esta muy bien e interesante,las anécdotas están bien explicadas,estoy esperando los siguientes capitulos
ResponderEliminarmuy fácil de leer al igual que el otro. Yo haría más puntos y aparte, en algunos partes está muy bien separado y en otras lo amontonas todo. Pero la historia me gusta y pienso que da para mucho si lo sabes interpretar. Deseando ver tu progreso
ResponderEliminarMe gusta tu forma de contar las cosas, es fácil de leer.
ResponderEliminarEs una buena historia, pero vigila las faltas de ortografía.
ResponderEliminarMenudos rebeldes, escapándose del colegio. -_-
ResponderEliminarNo tengo objeciones salvo por que deberías usar más sinónimos uwu
ResponderEliminarme ha gustado mucho, se lee muy rápido. Lo único que a veces repites palabras y he visto algunas faltas de ortografía.
ResponderEliminarEsta muy bien la historia no tengo nada que decir sobre este cápitulo
ResponderEliminarComo en el capítulo anterior, me gusta mucho cómo cuentas las cosas. Buen trabajo
ResponderEliminarMe parece que has mejorado bastante desde el primer capítulo. Las anécdotas muy bien contadas y bien introducido el diálogo
ResponderEliminarMe encanta como cuentas las anécdotas, son entretenidas y con detalles, Sigue así. Tengo ganas de leer el siguiente capítulo.
ResponderEliminarEstá muy bien escrito, aunque tienes alguna falta de ortografía.
ResponderEliminarMe ha gustado como cuentas lo que les pasa a Jose María, Isidro y Manuel con la peonza y los cambios de colegio
ResponderEliminarEstá muy bien narrado y con muchos detalles. Me ha gustado que contaras como se sentía cuando supo que iba a tener otra hermana. Espero impaciente al siguiente.
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